Hay momentos en los cuales me
quedo en silencio, en donde mi mente tiene una lluvia de pensamientos, en los
cuales no existe una respuesta clara… Pero en mi corazón sucede lo contrario,
es como si se emocionara, como si tuviera gritando algo que no puedo oír o más
bien finjo no escuchar… Es raro… Pero de repente, otra vez todo vuelve a tener un sentido, con
solo recordar todo lo que he pasado, todo lo que me ha costado construir un
nuevo mundo para mí, lejos de toda cobardía,
miedos, preocupaciones, vulnerabilidad, indignidad, dependencia, desamor, lejos de todo lo que algún día me hizo daño… Vuelvo a
recordar que siempre puedo volver a comenzar, vuelvo a recordar todo lo que he
aprendido, todo lo que he crecido… Y es precisamente, cuando veo una estrella tan lejana de mi físicamente,
pero tan cercana dentro de mí, cuando veo la luna con diferentes formas y
recuerdo cada momento hermoso que he vivido y cuántos más me esperan, cuando
escucho el mar y siento su briza en mi rostro, es como si me dijera: “hey sígueme,
deja todo lo malo atrás”, cuando veo
cada atardecer que me hace imaginar miles
de historias, cuando estoy con mis amigos y no paro de reír y por sobre todo cuando
escribo, siento que todo vuelve a tener un sentido, que todo vuelve a tener una
forma, un orden… Es como si estuviera dejando lo más importante de mi en un
papel, en el cual no se va a borrar, en el cual permanecerá mucho tiempo más,
en el cual leeré en un tiempo más y veré todos mis cambios, veré cuando he
crecido y cuanto me ha costado ser quien soy actualmente, cuanto me ha costado
ser más libre, ser más independiente, vivir más, sentir más, ver más allá de lo
que ven mis ojos… ver el mundo de una forma tan simple y a la vez tan compleja,
que muchas veces no entiendo y otras si… Siempre critiqué a la gente que estaba
loca, curiosamente, cada día me vuelvo una
más de ellos…